El mes de octubre tiene un color principal en Estados Unidos y Canadá: naranja. Es el color de las calabazas– el principal protagonista de la fiesta de Halloween– que, pese a que no se celebra hasta finales de mes, lleva semanas decorando las casas de las localidades de América del Norte.
Halloween es la fiesta de los difuntos y su nombre viene de una contracción de las palabras All Hallow’s Eve que significan «Víspera del día de Todos los Santos», día en el que la tradición cristiana marca el recuerdo de los difuntos o las personas fallecidas -fiesta en la algunos historiadores han observado también raíces paganas-. Aunque en algunos países tiene connotaciones religiosas muy fuertes y es más un día de tristeza y de recuerdo, en otros -comenzando por los de América del Norte- es toda una fiesta popular y familiar del más allá centrada en los espíritus, los fantasmas y todo lo que dé miedo, en general.
Muchas casas de Estados Unidos y Canadá se engalanan para la ocasión, especialmente en los barrios residenciales de las ciudades, y -en aquellas que cuentan con jardín- sus propietarios realizan a menudo decoraciones especiales. La calabaza es el elemento que nunca falta. Incluso en aquellas casas menos decoradas siempre suele haber una calabaza en la puerta que, a medida que se acerca la fecha, se talla convenientemente para la ocasión.
La calabaza es el símbolo de la fiesta. Originalmente, la calabaza era un símbolo del tiempo de la cosecha, pero con el paso del tiempo se fue asociando a la cercana festividad de Halloween. La tradición de tallar vegetales -las famosas Jack-o’-lantern– y el carácter de la festividad, se fusionaron con el tiempo para crear una costumbre de tallar las calabazas con motivos que den miedo (aunque no necesariamente). El simple proceso del tallado es hoy todo un acontecimiento y un momento familiar para compartir en familia -especialmente para los niños pequeños-.
Durante este mes, en Estados Unidos y Canadá casi todo se tiñe de color naranja o está relacionado con el icono de la calabaza. Los supermercados se decoran en color naranja, los supermercados exhiben centenares de calabazas decorativas para la venta, se venden cervezas y cafés con sabor a calabaza y el pastel de esta hortaliza es el más vendido. Las calabazas grandes- las decorativas- no suelen ser buenas para cocinar, pero hay un tipo de calabaza dulce más pequeña con la que se hacen fantásticos pasteles.
Los preparativos de Halloween
Pero si la fiesta es interesante de vivir en sí misma, lo más curioso para quien llega a Norteamérica en octubre es ver los preparativos y todo lo que se mueve en las semanas anteriores a Halloween. Cómo los vecinos van colocando su decoración desde varias semanas antes al 31 de octubre y toda la parafernalia de las tiendas.
Porque Halloween es también una fiesta del consumo en la que se gasta dinero. Puedes comprar desde una minicalabaza por un par de dólares a todo un kit para tu jardín por cientos de ellos. La calabaza de tamaño grande, la más típica, cuesta en Toronto entre 6 y 10 dólares canadienses. No obstante, el gasto no es tan importante en estas fiestas -y no llega, ni de lejos, a los extremos de la Navidad- mientras demuestres ser original… o no te piques con los vecinos.
Los supermercados, grandes almacenes y tiendas de bricolaje dedican zonas enteras de expositores a productos de Halloween: luces, muñecos, todo tipo de parafernalia, artículos de broma o golosinas para la época (las cajas de minichocolatinas para darles a los niños del trick or treat aparecen por todas partes). Productos tanto para decorar el interior de la casa, como los jardines. Por supuesto, no hay frutería que se precie que no exhiba calabazas para la venta en su entrada.
También, las conocidas como dollar shop (la versión norteamericana de los todo a 1 euro) disponen de toda clase de productos de broma relacionados con la ocasión.
Halloween en Toronto
En los barrios residenciales con casas con jardín de ciudades como Toronto, algunos se lo han tomado muy en serio. Los jardines se han llenado de brujas, fantasmas y esqueletos de pega y las tumbas de plástico surgen como champiñones. Los arbustos se han llenado de telarañas falsas y, dependiendo de la creatividad, algunas casas se han convertido en auténticos espectáculos dignos de pararse unos momentos. Los vecinos también contribuyen con una «sana» competencia a ver quién decora mejor.
Incluso los escaparates de muchas tiendas se transforman por unos días y combinan los productos a la venta con otras imágenes más inusuales relacionadas con la época.
En localidades más pequeñas que pudimos visitar -como Findlay (Ohio)-, algunos vecinos habían preparado auténticas escenas temáticas para la época, ya tres semanas antes de que se celebrara.
Halloween: una fiesta social
Para los norteamericanos, Halloween es el primer paso de una etapa de fiestas y celebraciones en el otoño norteamericano que continúan posteriormente con Acción de Gracias y concluyen en Diciembre con las Navidades. Así que los ciudadanos ya presienten los grandes festejos que se les avecinan en poco tiempo.
Es, también, una gran fiesta para los niños, que salen a las casas de sus vecinos a pedir caramelos en el conocido como trick or treat. Para ellos, las casas acumulan golosinas y chocolatinas en los días anteriores. Es una oportunidad de socializar y acompañar a tus hijos pequeños a casa de los vecinos y, para los niños, la ilusión de ponerse hasta arriba de dulces regalados.
Halloween es también una oportunidad de celebración para la comunidad. Muchas iglesias o colectivos aprovechan la fiesta para recaudar fondos para actividades sociales con actividades como la venta o la talla de calabazas.
Y también las ciudades contribuyen a esta decoración. El año pasado, en Chicago, pudimos contemplar como una de las principales fuentes del centro de la ciudad teñía su agua de naranja.
Halloween da también la posibilidad de disfrutar de algunas actividades muy curiosas. En Toronto, por ejemplo, el 1 de noviembre se celebra en Sorauren Park una particular exposición de calabazas talladas, en la que los vecinos y los aficionados presentan algunas pequeñas maravillas (mi amiga Gail os lo cuenta muy bien en este post de su blog).
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